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viernes, 13 de abril de 2012

Municipio Libre (Documento de Don Rafael Viveros).

MUNICIPIO EMANCIPADO…EN EL PAPEL.

Texto presentado en Alamo, Veracruz el mes marzo de 2012, en el marco de la XXVIII Reunión de Cronistas de Veracruz, A.C.


La lucha por la emancipación municipal ha iniciado un nuevo episodio a partir de las resoluciones tomadas en la reunión de la Conferencia Anual de Municipios de México celebrada recientemente en Boca del Rio, Veracruz.

Allí, como una de las propuestas fundamentales se acordó proponer a la Federación una distribución que otorgue el 20 por ciento del presupuesto federal a los Estado y el diez por ciento a los municipios, lo que de lograrse vendría a fortalecer la gestión y la hacienda municipales ya que actualmente de cada peso que recibe el gobierno solo cuatro centavos se destinan a los municipios.

De concretarse esta propuesta se fortalecería grandemente a los municipios para que remediaran los problemas que agobian a la mayoría en lo referente a los servicios públicos como el agua potable, drenajes, alcantarillado, tratamiento y disposición de sus aguas residuales, alumbrado y limpia pública, calles y tantos otros servicios de que carecemos porque es un hecho ampliamente conocido que para todos los municipios del país el principal renglón de sus ingresos son las participaciones federales.

Es fundamental que en breve se concrete esta solicitud porque en el caso particular del municipio de Juchique de Ferrer, Ver., la situación en que se desenvuelve es cada día más apremiante porque ya hace bastante tiempo que no producimos ni lo que nos comemos; esa disposición legal de que el municipio es libre, autónomo y que debe ser autosuficiente solo aplica en el papel; estamos expuestos a las decisiones de quienes nos surten de alimento, poco cultivamos la tierra. El frijol nos lo envían de Michigan, EUA, el maíz que consumimos proviene de Africa, adonde el gobierno compró últimamente 400 mil toneladas. El chile, que completa la triada de alimentación cotidiana más común, lo cultivan en Puebla, Pue. El pollo viene de Martinez de la Torre.

Este municipio ubicado en las faldas de la sierra de Chiconquiaco hasta mediados del siglo XX fue un gran productor de café pero a partir de la crisis severa que sufrió en el precio la mayoría de productores derribaron sus plantas y la producción actualmente es pírrica, ahora en algunas tiendas locales venden sobrecitos de “café de olla” que nos envían desde Vevey, Suiza.

Como esta situación paradójica muchas otras cuestiones desvirtúan la disposición impresa en el artículo 115 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de que el municipio es libre pero debe poseer los recursos suficientes para atender sus necesidades.

Juchique como la mayoría de los municipios en el país está emancipado, autónomo pero solo en el papel. En la realidad depende de las decisiones tomadas por autoridades estatales y federales. De allá envían “a chaleco” recomendados para que se hagan cargo de áreas de importancia. Ello aunado a que la mayoría de los presidentes que han sido no están preparados para administraciones de esta naturaleza. Cuando apenas empiezan a aprender ya tienen que dejar el puesto. Algunos que han repetido en el cargo más bien aplican su saber en practicar impunemente el saqueo de los dineros. Aquí como en toda la función pública se evidencia la corrupción que ha permeado todo.
Juchique adquirió categoría de municipio “libre” el doce de marzo de 1868 por decreto número 91 expedido por el gobernador Francisco Hernández Hernández y resintió en su integración las turbulencias de esos años aciagos en qu e se desarrolló la guerra de reforma por lo que la situación política y social era precaria y no había manera de establecer gobierno. Don Antonio Aguirre Castro fue de los pocos ciudadanos que se preocupó por llevar las riendas del municipio y hasta 1890 aparece como presidente municipal con un presupuesto de 4,500 pesos. Después de él la presidencia se fue alternando y aparecen algunos que solo duraban un mes en el cargo pues sobrevino la revolución con los consiguientes desajustes.

El 5 de diciembre de 1923 estalla en toda la república un movimiento armado encabezado por Adolfo de la Huerta en contra del general Alvaro Obregón. En el Distrito de Misantla al que pertenecía Juchique la rebelión fue encabezada por Carlos Peñafiel que obedeciendo órdenes de Manuel Armenta, su patrón, trasladó los poderes municipales a la congregación Plan de las Hayas porque allí ´estableció su cuartel general. Hasta 1924 la H. Legislatura decretó que los poderes pasaran a congregación Xihuitlán, lugar donde estaban las fuerzas de Carolino Anaya. Y otra vez, en 1926 se ordena que los poderes retornen a Juchique (custodiados por las pistolas y carabinas) donde radican hasta la fecha, pero estos movimientos acarrearon graves trastornos: se extraviaron la mayoría de los documentos donde se registró el desarrollo del municipio, actas judiciales sobre contratos civiles, nacimientos, contratos entre particulares y toda la papelería que es indispensable para la marcha de la administración municipal. La vida cotidiana se trastornó durante todos estos años que duró el reacomodo social y político. Las obras de beneficio colectivo estaban relegadas pues los ciudadanos se ocupaban en cuidar intereses prioritarios, vitales como es la propia vida y de la familia por los días azarosos que se vivían.

Por espacio de más de un siglo en municipio prácticamente permaneció aislado, casi ignorado por el resto del Estado pues su topografía, lo accidentado de su superficie impedía construir vías de comunicación hasta que en 1985 se construyó el puente sobre el río Juchique. Con la entrada de carros llegó el cemento y las calles se cubrieron con ese material impidiendo la respiración de la tierra. Llegaron los agroquímicos y con ellos la sobreexplotación porque se aplicaron sin ponderación, sin mesura, sin técnica y los terrenos quedaron desiertos; los escurrimientos de agua arrastraron al río plaguicidas y ya no hay pescados y camarones para comer; llegaron los camionsotes “torton” y se llevaron la madera fina dejando la llanura y los cerros pelones. Muchos ciudadanos han debido emigrar a otras tierras, principalmente a Norteamérica en busca de trabajo; otros nos quedamos con el propósito de cultivar la tierra pero esta está cansada, en recuperación; otros nos quedamos con las manos abiertas en espera de Oportunidades, Setenta y Más, y otros programas que solo son paliativos, “mejoralitos”.

Desde luego Juchique es un municipio vivo, laborioso, con una actividad que sobresale en la región y con evidentes ganas de avanzar. Infinidad de escuelas dan cabida a cientos de alumnos; sus festividades de carnaval, patronal y cívicas rebosan entusiasmo; hay ebullición deportiva, comercial y en todos los órdenes. Lo descrito líneas arriba es solo una apreciación acorde con la temática de esta reunión de cronistas relativa a lo plasmado en el artículo 115 Constitucional y la dependencia que como todos los municipios tenemos de las decisiones “de arriba”
Por todo ello es fundamental que tengan éxito las gestiones que acordó emprender la Federación Nacional de Municipios de México (Fenamm) que contempla la necesidad de impulsar una reforma en materia municipal, lo cual conceda a los gobiernos municipales las capacidades para servir eficazmente a los ciudadanos.

Alamo, Ver., marzo de 2012, XXVIII Reunión de Cronistas de Veracruz, A.C.
Rafael Viveros Díaz
Juchique de Ferrer, Ver.