En Juchique de Ferrer se acabó la fiesta.
La feria que hasta hace unos lustros llegó a alcanzar renombre en toda esta región serrana ha ido perdiendo lucidez al grado de que estamos a unos cuantos días del cinco de abril y no se ha elaborado un programa atractivo para que Juchique reciba visitantes como antaño.
El cinco de abril se conmemora a san Vicente Ferrer desde hace ya más de un siglo y en distintas épocas ha alcanzado esplendor porque además de las celebraciones religiosas las autoridades civiles y la ciudadanía han cooperado para ofrecer entrenimiento muy del agrado de propios y extraños. Ha habido exposiciones de artesanías elaboradas en el municipio, han acudido danzantes y músicos tocotines, voladores de Papantla, palo ensebado y otros concursos, toreadas, charreadas, y hasta exposición de coches último modelo y esto ha atraído mucha gente de todas las clases sociales. Hasta el licenciado Fidel Herrera Beltrán, actual gobernador del Estado anduvo por aquí cuando era candidato a un puesto, vino a obsequiar el reloj de la parroquia y recibió muestras entusiastas de simpatía pero se fue desilusionado por las condiciones deplorables en que se encontraban los caminos y declaró que no volvería a venir mientras no se arreglaran las carreteras…lo que todavía no ocurre. La carretera a Jalapa por Plan de Las Hayas y Alto Lucero tiene muchos baches y deslaves y es un tormento para los choferes transitar por allí. El entronque con la carretera Chiconquiaco-Misantla está también en pésimas condiciones. Quizá esto sea uno de los motivos del desánimo para organizar un programa que involucre a toda la población. Otro motivo, sin duda, es la escasez de dinero, la crisis también llamada “guayaba” que nos hace feas muecas.
Infinidad de personas nativas que han emigrado a otros lugares, incluso al extranjero en otras épocas han programado sus actividades procurando asistir a la fiesta más importante de Juchique y en lugares lejanos se hacían la pregunta ansiosa y entusiasta: “¿Vas el cinco?” cuando se encontraban con otro paisano, porque aquí siempre son recibidos con calidez, una muy generosa hospitalidad que es característica de los habitantes de este pueblo ubicado en las faldas de la sierra de Chiconquiaco.
Hoy no. El entusiasmo ha estado ausente. Los pocos actos a efectuarse no involucran a toda la población; la iglesia católica con sus celebraciones y por otro lado las peleas de gallos en recinto cerrado y el baile de feria que patrocina una cervecería pero que cobra la entrada. No hay más entretenimiento este año 2009.
La imagen al óleo de san Vicente Ferrer fue traída a principios del siglo XX cuando ya el municipio había sido declarado Juchique de Ferrer en honor de don Manuel A. Ferrer, militar que murió en Tlapacoyan, Ver., defendiendo a México de la intervención francesa en la guerra conocida como “De los pasteles”
